22
Ago

Recordando el futuro De Luís Oliver Guasp

Este será el segundo texto que aparece en el blog de mi buen amigo Luís Oliver Guasp. Hace años, dediqué gran parte de mi tiempo, ilusión y esfuerzo a la radio. Miembro fundadora de una emisora libre en Castellón, llevaba un programa semanal en el que leía cuentos y poemas de escritores noveles y grandes literatos. Hasta él llegaron las cartas de Luís, que como veréis en el texto que sigue, aportaban al programa algo más que los deseos de colaborar. Este texto, junto con el anteriormente publicado aquí “Hablar como el agua”, fueron regalos que me hizo. Maravillosas muestras de amistad que ya de paso alimentaron mi ego, pues estaban creados para mis palabras, para mi voz.
Gracias amigo Luís, estas pequeñas joyas, todas y cada una de las que enviaste, las guardo, además de en un lugar destacado de la estantería, en el corazón.
Os dejo con este pequeño cuento que rubricaba una de las cartas que me mandó.

Déjame recordar el futuro.
Tendré que pedir auxilio a algún trovador inspirado, como nuestro amigo Bernat de Ventadorn, para que cante, a medias con su laúd y al pie de tu ventana, la canción de la alondra.
Al romper el alba, entre sueños, te llegarán las notas melancólicas de una música lejana, que viene de una Edad Media remota; y entre las palabras occitana de una voz acariciante, tal vez entiendas algo de una alondra enferma que se deja caer al fondo del corazón herido.

A unos pasos del cantor, yo estaré atento a sus versos flotantes en la penumbra, para aprender en ellos el arte del buen trovar... ¿No te asomarás, aunque sea un instante, a recibir el obsequio de esa poesía?...
Sí, seguro que lo harás.
De ese modo, cuando él y yo nos retiremos, huyendo del sol que todo lo descubre, podré interrogarle sobre ti. En una taberna oscura, soñolientos por la noche en vela, brindaremos con grandes copas de rocío campestre, que una cuadrilla de gnomos ha recolectado en el bosque...
¿La has visto, amigo trovador?
¡Si la hubieras escuchado reír...!
¿Has visto cómo se reclinaba en la ventana, posando sus manos blancas en los hierros forjados?...

Amigo trovador, tienes que componer una canción que hable de sus encantamientos, desde la claridad de su frente y el légamo de sus labios, hasta la flor de sus pasos...
Todo esto le diré al bueno de Bernat, pero ya se habrá quedado dormido, echada la mano en el hombro de su antiguo laúd.

También yo quedaré dormido, y cuando despierte, su lugar en la mesa estará vacío, y nadie sabrá decirme adónde ha ido; lo que sí me contarán es que las bellísimas canciones del trovador, una por una, han sido compuestas con el corazón y el pensamiento anegados en ti; cualquiera del castillo lo sabe, y está dispuesto a referirlo prolijamente.
Estoy literalmente rendido: no sabes lo cansado que es recordar el futuro.

©Luis Oliver Guasp 1993

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