14
Ago

Un Cuento Surrealista: Las Hermanas y un Destino. De Chajaira

Antes de dejaros pasar a la lectura de tan excelente texto, deseaba expresar mi satisfacción al poder contar con él en mi blog, no será el último de mi amiga Chajaira, pero he querido que sea el primero por hablar y contener palabras de dos grandes amigas, a las que deseo lo mejor y a las que aprecio mucho.

“Transito la joven sinestesia
de una copulación nublada de aciertos,
como un alud temeroso de las brazas
me acomodo a tus rincones hambrientos
y niego las ruedas fortuitas, las ciudades prohibidas
el fuego lerdo de la oración cobarde”


Hallie Hdez. Alfaro -Holanda-, fragmento del poema “Desnuda”

UN CUENTO SURREALISTA: LAS HERMANAS Y UN DESTINO. (Sólo para mujeres)

En un espacio cualquiera de un mundo cualquiera vivían dos mujeres idénticas hermanadas en el salvaje inicio de la feminidad.

Una era tierra, la otra fuego; una sedentaria, la otra nómada; una apegada a la carne, la otra aferrada a lo divino; una alta, la otra baja, una corpulenta, la otra esbelta; ambas maduras, ambas madres, ambas blancas y morenas, ambas mirando a la marea, ambas fuertes y fieras.

La primera, la que nunca abandonó el sitio, tejía, remendaba, cocinaba, amasaba la tierra y plantaba semillas y, mientras lo hacía, cuidaba el hogar y la familia. Su casa estaba en un barrio obrero en una tierra de flores, de luz, de camisa arremangada y falda suelta; con macetas en la azotea. Coche y garaje y un pequeño buzón compartido en la puerta. En sus armarios no hay maletas, solo ropa con olor a detergente y alguna que otra muñeca.

La segunda cambió de casas, de familias, de tierras. Cocinaba en una casa con tejas en lugar donde las aguas sobran, no hay que regar las macetas, no hay garaje ni coche, pero sí bono de metro, trenes, buses... y bicicletas. Sus armarios llenos de velas, poemas, recuerdos, redes para hilvanar respuestas.

Cuando acaba el día, en el peso de la noche, buscan dentro del cuerpo cansado el corazón enorme que les late pidiendo amar, no porque no amen, no. Quieren como pudiera querer la primera madre, la primera mujer, la madre de todas las madres y, como tales, buscan más cariño que dar en un púlpito invisible. Aman a sus hijos, consortes, aman a su clan completo, aman más allá de su frontera inmediata. Aún así, no es suficiente, buscan almas que vaguen dóciles o siniestras, para alimentar y alimentarse en el sentido más específico de sus vidas.

Primera, para intentar comunicarse con los sentidos, un día cogió un bolígrafo y escribió, cogió un pincel y pintó, fue a una iglesia y dejó de creer en seres superiores para admirar la obra de los terrenales. Miró dentro de sí y luego vio salir poesía de sus manos.

Segunda ni siquiera buscó el lápiz, estaba allí, sobre su mesa y escribió... y escribió... y las palabras crearon poemas e insaciable dio a luz la búsqueda de su alma inquieta. Miraba a los cielos y ansiaba, miraba los horizontes y ardía, miraba los mares y se embarcaba brava.

Un día inesperado, el mundo (de ellas) se mostró plano, tan plano que la inmensidad de las distancias se acortó en una línea recta atravesando cada punto por donde los pies (de ellas) pasaron. Tropezaron sin verse investigando la nueva ruta vetada y al hacerlo, las palabras de ambas se esparramaron y se sintieron las unas con las otras.

Las imágenes que no vieron los ojos las pintaros sus manos, lloraron las ausencias, celebraron cada amor, acariciaron los hijos mimados en los senos de madres como madres. Supieron así su destino, una sin moverse, la otra transitando; su sino, ser mujeres, como lo fue la primera mujer, la madre de todas las mujeres.

Mientras Otra agrupaba los astros en esotéricos augurios y descifraba los planetas y los símbolos estelares y Una, intentaba averiguar el porqué una hoja pequeña y débil aguantaba el peso de un caracol, fue entonces cuando ellas, apenas sin darse cuenta, se encontraron con las bestias.
Como todas las bestias no gratas, venía disfrazada de falsa hermosura, de un mágico encantamiento que deja perplejo y paraliza las reacciones. Así cayeron en los abrazos peligrosos de las promesas falsas, en las pasiones de la carne envenenada, en el brillo superfluo de la inteligencia ajena.

Por un momento, un largo espacio en el tiempo, apartaron la intuición, dejaron la fiera y se mostraron mansas. Pero, cuando las fauces se abrieron para devorarlas, salió de ellas el inicio, sacaron el poder y sus más valiosos instrumentos, abrieron el abismo de sus almas y allí dejaron caer a las bestias, para que murieran y una vez cerrada la piel, volvieran, Una a tender poesías en la azotea, Otra a grabar poemas en los planetas.

©Chajaira 2008

-------------

* Si algún hombre lo entendiera, mi teoría se confirmaría y el resto del mundo estaría equivocado.

http://www.grupobuho.es/blogs/Chajaira

free b2evolution skin