12
Jul

Cosas que contarle a... Monelle. Presentación.

Presentación

¿Quién mejor que mi "Alter ego": Monelle para que sirva de nexo de unión con vosotros los lectores?

Como quiera que los principios de mi relación con el que es mi esposo Ricardo Acevedo, no fueron sencillos; como es conocido por muchos que en los comienzos de la misma, la distancia fue nuestra principal dificultad, seguida del tiempo (el poco que podíamos compartir y el mucho que nos alejaba); en este recorrido —una carrera de fondo con obstáculos que hicieron aún más complicada nuestra unión definitiva—, hubo tiempo para el conocimiento y las muestras de cariño escritas, que han dejado en nuestras vidas —ya de por sí marcadas por la literatura—, una huella imborrable y llena de matices que van del apasionamiento, a la melancolía; de la tristeza al absurdo, aunque siempre impregnadas de amor.
Quiero estrenar esta sección —la más personal e íntima de todas—, para volcar allí todos esos sentimientos (de uno y otro lado), que han fortalecido los cimientos de lo que hoy sigue siendo la más bella historia de amor que jamás habíamos conocido. Puede que suene cursi, pero sigo sintiéndolo así.

Todos los textos que aquí aparezcan se han resistido a salir en público (si bien algunos han sido publicados ya), por el pudor que ambos hemos sentido en todo lo nuestro, esa comunicación que se lleva más allá de los límites establecidos, y que en muchos casos, tan sólo los amantes que han experimentado una vivencia similar, pueden comprender. He de suplicar vuestro buen criterio, a la hora de valorar estos escritos, realizados más con el corazón que con las premisas literarias. Son textos surgidos en el desespero de un instante perdido, o la emoción del ya vivido, por lo que la calidad es y será siempre, más humana que de otra forma.
Espero que os gusten.

Comenzaré, no por el principio de la misma, sino que me adentro un poco más allá, con la impresión que causó en mi, esa primera separación. El duro momento que ya en el avión de vuelta a España, me provocó la incertidumbre del cuándo volveríamos a vernos, que deseaba que fuera ya, y de la impresión más que confirmada de que había hallado a la persona con la que deseaba compartir el resto de mi vida.

Esta primera entrega podría titularse:

Dos poemas para una separación.

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