14
May

El arcano número 2. La Sacerdotisa

Exitosas hazañas y trágicos acontecimientos, que marcarían el destino del país, fueron desvelados por Lucrecia, de las visiones brumosas que en sueños, le dejaban entrever los pormenores de los lances venideros.

Lucrecia de León, había nacido con el convencimiento del poder que ejercería sobre el destino de los hombres; no se dejó amedrentar; se reveló contra todos aquellos que deseaban postergarla a los oscuros rincones del aislamiento femenino. Vedada para los conocimientos doctorados, dedicó toda su voluntad a concatenar sus estudios científicos, de forma autodidacta. Fácil le resultó encajar entre aquellos eruditos de las doctrinas ocultas. Se desligó del puritanismo exigido, para el buen cristiano, y alcanzó su meta. Tuvo suerte, el rey sentía una fuerte atracción por lo oculto, y se le abrieron las puertas de la corte; siempre rodeado de magos, sanadores, místicos, santones, alquimistas y otros tantos personajes, Felipe II, la aceptó gracias, ante todo, a sus dotes de adivina; para Lucrecia, aquel acercamiento al poder, significo la mejor forma de imponer su criterio.
Su credibilidad comenzó a quedar en entredicho, por sus constantes desaires hacia las acciones de un monarca, que le había desencantado; cualquier suceso, cualquier aniversario festejado con júbilo, era susceptible de su crítica, y las tortas dialécticas comenzaron a molestar. Fue expulsada de la corte en más de una ocasión, aunque siempre regresó victoriosa. Pero no contaba con la verdadera dimensión de la herida, que su condición de mujer y de adivina, podía abrir entre los influyentes mandatos que desde Roma eran dictados; ni con las flechas envenenadas que sobre ella, y su particular forma de crítica, fueron lanzadas. Molestos por su actitud acaparadora, se había convertido en una lacra, en un estorbo. Fue detenida y juzgada junto con los demás visionarios, por la Santa Inquisición, que la despojó de todos sus bienes; y aunque nunca se supo como terminó su vida, nos la podemos imaginar descifrando la buenaventura para ganarse el pan, mientras que, posiblemente, oculta de la mirada de sus enemigos, seguiría conspirando con sus reproches, buscando que alguien le hiciera caso, y poder quizás, cambiar el destino del país que un día le fuera desvelado. Destino revelado e ignorado pero que nadie logró eludir.

Carmen Rosa Signes 050406

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