LAS TORTUGAS RUSAS

Desde hace un par de semanas, hay unos personajes nuevos en casa. Se trata de tres tortugas que han llegado para quedarse. Han acaparado la atención de los vecinos con su singular forma de divertirse.

Resulta ser que estas tortugas son Rusas, y claro, declaradas admiradoras número uno de la gimnasia. ¡Sí! Como se los cuento, son tortugas rusas, gimnastas, y viven en mi jardín.

Es una familia integrada por Don Ugo, el padre, un tortugo de 90 años de edad con un gran caparazón verde-amarillo; Doña Uga la madre, aunque prefiere que se le diga Uga a secas, que porque el “doña” la hace sentirse vieja, y solo tiene 78 años. Por cierto, tiene la piel bastante lisa para ser reptil. Bueno, me confesó que es gracias a una antigua receta de su abuela, pero no le pude sacar la fórmula. Y por último, Uguin, un pequeño tortuguito muy simpático que está por celebrar su aniversario número 30.

Hacen muchas acrobacias y piruetas, son muy ágiles, pero, así como son admirados y aplaudidos por algunos, hay otros que nos les parece su forma de vivir.

Aunque se trata de solo un individuo el que se molesta con el espectáculo de los gimnastas, ha logrado sembrar una bruma de intrigas contra ellos.

Este ser es un sapo gordinflón que vive también en mi jardín, junto a la roca que reposa sobre el gran eucalipto. Su nombre es Tomás. Vive en otra dimensión, siempre refunfuñando por todo y con desencanto de la vida.

Las tortugas no le han prestado mucha atención a sus comentarios, son un poco puritanas, y no logran concatenar sus alegatos.


Así que cada tarde, este trío nos sigue deleitando con su arte gimnástica. Siempre acude a la función Don Chucho el caracol, aunque llega un poco tarde, es algo lento. Y algunos otros que vienen de otros jardines.
Apenas ayer, Tomás el sapo, se pegó tremenda torta al caerse de una rama. Se había escondido ahí para disfrutar a escondidas de la exhibición. Cayó justo en medio de todos haciendo rodar a las tortugas. Todos rieron, pero el sapo Tomás, muy dignamente se levantó, se sacudió y se retiro a su hogar rezongando.

Las tortugas se levantaron y todos aplaudimos la gran representación.
Tengo suerte de tener un jardín así, veremos mañana que mas ocurre.

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