Goloso

Idea original: Armando
Existió una vez un niño al que todos llamaban Goloso. Goloso era un buen chico, pero cuando se trataba de golosinas se volvía poco más que demente por tenerlas. Peleaba con otros niños y hasta mentía a sus padres para obtener los suculentos dulces.

Pero su fascinación eran los helados. Simplemente no podía resistirse y se metía en muchos líos por causa de su adicción.

ba sentado en la plaza con sus amigos pasando la tarde con amenas pláticas y juegos, cuando el señor Benito apareció con su carreta de helados y paletas de fruta. Ya sabían todos lo que pasaría; Goloso se volvería loco y querría comerse todos los productos del carrito sin importarle nada ni nadie.

Pero ya el señor Benito estaba advertido y no le vendió, ni le regaló nada, solo se fue de largo y Goloso se quedó algo pasmado.

Esa noche deliró con fiebres por la falta del dulce y pidió con tanto afán en sus sueños ser el dueño del cono de helado más grande del mundo; uno que nunca terminara.

Al siguiente día, fuera de su casa lo esperaba un nuevo vendedor de helados y le ofreció uno de regalo. ¡Goloso aceptó encantado!

Sostuvo en su mano un barquillo de chocolate. La primera bola de helado fue de vainilla. Luego una de pistacho, Otra de menta, Fresa, mango, chocolate con chispas de colores. Café, moca, cereza, miel, y hasta algunos sabores exóticos, como camarón con piquín y pechuga de pato.

Una tras otra las bolas de helado se fueron apilando hacia arriba. Una línea infinita se perdió después de varios metros hacia el infinito. Atravesó nubes y el cielo azul hacia el espacio.

Goloso no cabía de la emoción; su sueño vuelto realidad. Y mientras más pensaba en alguno otro sabor, más helados aparecían. Pero después de varios días se fastidió de tanto comer lo mismo y su panza era como una gran pelota a punto de explotar.

Quiso deshacerse del helado y no pudo. Trató por todos los medios, pero no lo consiguió. Y desde aquel día, el pobre Goloso no come otra cosa que helados de distintos sabores y a todas pares donde va, lleva su barquillo en la mano con una torre de helados que llegan más allá del cielo.

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