Pancho Carcacho

Pancho Carcacho abría lento sus ojitos adormilados y miraba de reojo los primeros rayos de sol; se sacudía la pereza con meneadas de un lado a otro, esperando atento el sonido que anunciaba el nuevo día.

KI…RI…KI…KIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Cantaba una y otra vez Rogelio el gallo jorobado de la granja. Pancho Carcacho salía presuroso del bodegón donde dormía con el resto de sus compañeros y saludaba con una gran sonrisa a su amigo emplumado.

-Hoy será un buen día, Rogelio. -Dijo Pancho al buen gallo que seguía en sus quehaceres mañaneros.
–Seguro lo será, Panchito, ¡buena suerte para hoy!

Pancho Carcacho es un pequeño tractor amarillo que junto a otros vehículos forman parte de la fuerza de trabajo del campo. Solo que Pancho, por ser tan chiquito, no le convocan tanto como él quisiera, y se tiene que conformar con acarrear algunas macetas de aquí para allá.

Sueña con surcar la tierra y levantar polvo a su paso, como sucede con el mayor de sus hermanos, Jacinto, encargado de preparar el terreno para la temporada de siembra.

Esa mañana, Pancho fue el primero en levantarse. Ya ayudaba a Hortensia la vaca a darle pastura a sus tres becerros para que crezcan sanos y grandes; los que agradecían con mugidos secuenciales la amabilidad de Pancho. Luego corría a los gallineros, y empujaba los sacos de semillas para alimentar a las gallinas que esperaban la intervención del pequeño al que daban las gracias con escandalosos cacareos.

Pero el día de Pancho terminaba en esas labores. Sabía que pronto saldrían los enormes remolques a trabajar en los sembradíos hasta que el eterno sol se ocultara cetrino detrás de los cerros.


Así que el pequeñito se hizo a un lado esperando que en cualquier momento salieran con sus poderoso pasos y rugidos, la maquinaria de trabajo. Esperó en silencio, pero nada pasó. Esperó de nuevo y nada volvió a pasar.

Entonces preocupado, regresó al bodegón donde todos se encontraban, y para su sorpresa, descubrió que todas las máquinas estaban enfermas y no podrían trabajar.

Ese fue el día tan ansiado de Pancho Carcacho. Se afanó en todas las tareas y demostró que ser el más pequeño, no le quitaba méritos ni fuerza para hacer un buen trabajo. Terminó la jornada cansado, pero inmensamente feliz.

Y desde aquel día, Pancho formó parte del equipo de maquinarias que trabajaban los campos.

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